Inversiones infladas por ansiedad: la trampa del entusiasmo sin fundamentos

Inversiones infladas por ansiedad: la trampa del entusiasmo sin fundamentos

Por Mookie Tenembaum

En los últimos meses, el mercado mostró nuevas señales de euforia, con movimientos que recuerdan a los momentos más agitados del auge tecnológico de 2020.

La salida a bolsa de Figma es un caso paradigmático de esta dinámica: una empresa de software empresarial, rentable y en crecimiento, cuya acción se disparó un 250% en su primer día de cotización.

Su valoración superó los $66 mil millones de dólares, más del triple de lo que Adobe había ofrecido antes de que los reguladores europeos bloquearan la adquisición.

Incluso fuera del horario habitual de negociación, el precio creció. Sin embargo, detrás de esta escalada no hubo mejoras fundamentales ni un anuncio disruptivo. Lo que predominó fue el miedo a quedarse afuera, conocido por sus siglas en inglés como FOMO (fear of missing out).


Este impulso basado en el temor a perder una oportunidad está presente en los mercados desde hace décadas, pero se vuelve especialmente peligroso cuando se convierte en el único motor detrás de una inversión, sobre todo si se la considera de largo plazo.

Figma no es una empresa de inteligencia artificial. No entrena modelos, no fabrica procesadores, ni ofrece infraestructura para algoritmos avanzados.

Aun así, muchos inversores la trataron como si fuera parte del mismo fenómeno que envuelve a compañías como Nvidia, OpenAI o Anthropic.

Parte de esta confusión se explica por el contexto: en un mercado donde las empresas relacionadas con inteligencia artificial reciben valoraciones altísimas, cualquier firma con crecimiento sostenido empieza a verse, aunque sea indirectamente, como parte del mismo fenómeno.


El problema es que esto distorsiona la evaluación real de las compañías.

El caso de Snowflake, en 2020, es ilustrativo. Su acción duplicó su precio en el primer día, llegó a cotizar a 387 dólares, pero poco después cayó por debajo de su valor inicial de oferta pública. Actualmente, cotiza cerca de los 223 dólares.

La compañía no colapsó, su negocio sigue funcionando, pero el precio que se pagó en aquel momento reflejaba entusiasmo, no fundamentos.

Algo similar ocurrió con Palantir, que fue revalorizada como si fuera una empresa puramente de inteligencia artificial, cuando en realidad ofrece software orientado a sectores gubernamentales e industriales.

Otro ejemplo es C3.ai, cuya cotización vio subidas y caídas abruptas que no se correlacionan con sus ingresos reales ni con una adopción significativa de sus productos.


La idea de que la inteligencia artificial transformará la economía global no es exagerada, pero no toda empresa de software se beneficiará por igual.

El entusiasmo desmedido tiende a crear burbujas parciales, donde el precio ya no responde a una proyección razonable, sino a un deseo colectivo de no quedarse atrás.

Cuando ese deseo se convierte en el único argumento para invertir, lo que se pierde no es solo dinero en una eventual corrección, sino la capacidad de evaluar con objetividad.

En tiempos donde las narrativas dominan y la información circula a velocidad récord, sostener un criterio analítico propio es la única forma de no ser arrastrado por la moda del momento.


Las cosas como son

Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

3 comentarios en “Inversiones infladas por ansiedad: la trampa del entusiasmo sin fundamentos”

  1. Entonces el mejor momento para comprar es después de que pase la euforia? Cuando el precio cae y tomar una mejor posición, dado que sigue siendo una empresa tecnológica, buena para invertir.

  2. Hola Mookie, me super interesan estos temas. Vengo escuchando el podcast con Zucho y me vuela la cabeza. Realmente te abre la mente entender como funcionan las empresas que están revolucionando todo. Me gusta mucho aprender. Te sigo leyendo y escuchando. Saludos!

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